Comentario: Mariana Enriquez (Radar, Página 12)
Darrell James Roodt, un director blanco que pasó los últimos años dirigiendo films menores en Hollywood, más famoso por su adaptación de la novela de Alan Paton Cry, The Beloved Country (1995), un film sobre el apartheid, parecía un personaje no demasiado adecuado para romper el silencio. El admite que tuvo sus dudas antes de encarar una historia sobre un mundo que le es ajeno. “Imaginaba los titulares: ‘Blanco Explota Tragedia de Zulúes Agonizantes’. Pero la realidad es que yo era la persona con los contactos y la habilidad para hacer la película. Hemos pasado de un holocausto a otro, y no podía seguir guardando silencio.”
Yesterday es la primera película sudafricana nominada al Oscar (en 2005) y el primer título mainstream en idioma zulú; estos datos son suficientes para comprender en qué registro se mueve: lo suficientemente accesible y estética para funcionar casi como militancia para las audiencias internacionales y lo bastante respetuosa del tema, los personajes y las vidas de las comunidades rurales sudafricanas.
La historia es mínima: Yesterday, una mujer que vive sola junto a su hija pequeña, Beauty, se siente enferma. Trata de que la médica la atienda en varias oportunidades, pero para llegar a la clínica debe caminar varias horas y siempre llega tarde. Cuando la maestra del poblado le presta dinero para un taxi, Yesterday logra atenderse y la médica le informa que es VIH positiva. Lo primero que hace la joven madre es ir en busca de su esposo, que trabaja en una mina de diamantes de Johannesburgo –y a quien ve apenas unos meses al año–; él la repudia violentamente, pero vuelve a Yesterday cuando se encuentra gravemente enfermo, para morir.
Roodt utiliza varios recursos melodramáticos, pero Yesterday es muy distinta a películas plagadas de golpes bajos y cierta moralina como Filadelfia. Si muchos críticos la consideraron una mirada obsoleta sobre el sida, es sólo porque desconocen la realidad africana. Quizá estén en lo cierto quienes lo acusan de naturalizar la situación: en Yesterday no hay explicaciones políticas sobre la crisis de medicamentos en Africa, las otras mujeres del pueblo aíslan a Yesterday cuando saben que ella y su marido están enfermos –para muchos, estas escenas sólo perpetúan el estigma– y nadie parece demasiado indignado o incluso contrariado por la condena a muerte que el diagnóstico significa para Yesterday y su familia.
Sin embargo, también tiene muchos méritos, y es posible afirmar que Roodt pudo haber hecho un film mucho más cruel, más brutal, más manipulador. Al principio, el director reconoce que quiso hacer una película casi documental, con personas reales viviendo con VIH o muriendo de sida. Pero su interés primordial era conseguir un público amplio para la película. “Tuve miedo de que nadie quisiera ver eso. De la misma manera, reconstruí en un set el hospital adonde Yesterday quiere llevar a su marido agonizante. Tenía imágenes de las clínicas reales, pero eran demasiado brutales, llenas de muerte, te destrozan.” El resultado es un film delicado, con imágenes hermosas que aprovecha la árida belleza de KwaZulu-Natal y el inclemente sol sudafricano, con una fotografía impecable.
Leleti Khumalo, la actriz que interpreta a Yesterday, es zulú. Y decidió formar parte de la película cuando recibió el guión en su propio idioma –el más ampliamente hablado entre los 11 lenguajes oficiales de Sudáfrica–. “No sentí que actuaba. Parecía qué les estaba contando a otros mi propia vida. Apenas podía creer que lo hubiera escrito un sudafricano blanco-urbano. Rodamos en KwaZulu-Natal, mi hogar, y así todo fue más sencillo y poderoso. Yo tengo 34 años, actúo desde los 18 y tengo una vida privilegiada; pero, sin embargo, sentí que tenía muchas cosas en común con Yesterday. Ella es una mujer casada en una familia rural, con muchos desafíos. Yo también pertenezco a una familia tradicional y comprendo a lo que tiene que enfrentarse.”
La decisión de que toda la película se hable enteramente en zulú fue muy meditada. Roodt no habla zulú: escribió el guión en inglés y lo hizo traducir. Al principio, quiso tener dos versiones –una en zulú, otra en inglés–, siempre pensando en el público para su película, pero cuando comenzó el rodaje se dio cuenta de su error: “Los actores florecían cuando hablaban en su idioma. Hubiera sido estúpido obligarlos a un cambio. Actuaron con orgullo”.
Roodt también desdeña las críticas de los activistas sudafricanos que consideran que Yesterday está desactualizada por los avances obtenidos en el tratamiento. “Trabajé con seriedad”, dice. “Visité las aldeas, estuve con la gente, los retrovirales casi no se consiguen en áreas rurales y mucha gente lo ignora todo respecto al VIH. Mucha gente pobre muere de forma miserable en sus cabañas, y Sudáfrica está en un estado de negación. Sí, hay avances, pero nada cercano a lo que debe ser.” Khumalo, nacida en el pueblo de Kwa Mashu, Durban, está de acuerdo: “Las mujeres se identifican con esta película, porque habla de ellas principalmente. Y los sudafricanos que viven en zonas urbanas pueden aprender que la vida es muy distinta lejos de la ciudad”.
Roodt y Khumalo están contentos con el resultado y la recepción de Yesterday, pero el director escucha las críticas y, aunque no las comparte, las entiende. “Era el momento de hacer esta película y me alegro de haberla hecho. Pero sé que dentro de diez años, o menos, la hará un director negro. Y será mucho mejor, no tengo la menor duda. Sencillamente porque tendrá origen en una verdad más profunda.”
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