Jules et Jim et l´amour
Dirección Francois Truffaut
con Jeanne Moreau-Oskar Werner-Henry Serra
canción:"La Tourbillón" (Bassiac)
Mientras que François Truffaut, que era un enamorado del cine, proclamaba un nuevo lenguaje para este llamado nouvelle vague, a su vez dirigía una película que trataba justamente del amor y de las nuevas maneras de sentirlo. Jules et Jim estaba empapada de pasión, estupidez, lirismo, disparate, pedantería, amargura, melancolía y demás emociones que suelen inundar las relaciones. Pero su acierto fue otro. Como buena cinta del amor su protagonista no era ni Jules, ni tampoco Jim, sino la mujer que se interpuso entre ambos, Catherine, cuya verdad es que era el único animal salvaje al que fue imposible decir no. Catherine, la que se lanzaba de cabeza al Sena sólo por llamar la atención. Catherine, la que quiso llevar a la práctica Las elecciones afectivas de Goethe. Catherine, la que nunca conoció la mediocridad por ser hija de madre británica. Y Catherine, a la que Jim reprochó haber querido inventar el amor. Pues este blog, que tantas veces ha intentado reflexionar sobre las obras maestras que nos ha ido dejando el cine, no le queda otra que dedicarle unas palabras a esa mujer, cuyo empeño mayor fue, de hecho, el de querer convertir cada uno de sus segundos en puro arte. Es cierto que fracasó, y quizá por eso se ha quedado fuera del título, pero sigue siendo su sonrisa, y no la de Jules, ni la de Jim, ni tampoco la de cualquier otro, la que buscamos entre el tumulto en cuanto se apaga el sol.
Probablemente no estábamos preparados y es que como Jules apunta al final, Quería que sus cenizas fueran lanzadas al viento, pero no pudo ser. No estaba permitido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario