


En 1925 se le encargó al director Eisenstein el llevar a cabo esta obra para elevar el espíritu de la revolución social creada en 1917 por la revolución bolchevique.
El acorazado Potemkin es una obra que significa un nuevo aporte a la narración cinematográfica en términos de lenguaje visual. Tras la genialidad de Griffith en el trabajo de escala de planos, Eisenstein observa otra función que puede realizar la cámara, introduciendo inclinaciones de cámara que dan como resultado un énfasis o una sensación distinta en lo que se relata.
Por otro lado, se trata de una película que refleja el espíritu de la época en que es realizada, donde todo elemento es utilizado como propaganda para la legitimación ideológica de una revolución naciente. En este sentido es valorable la exaltación del hombre común, sobre todo del oprimido que decide romper sus cadenas.
Una de las escenas más famosas en la historia del cine pertenece a esta película, cuando los cosacos disparan contra el pueblo inocente[1] para acabar con el apoyo a los rebeldes. En ese momento, una madre es alcanzada por una bala mientras corría con un coche de bebé que rodará escaleras abajo al morir la madre. Esta escena ha sido homenajeada por directores famosos, como Francis Ford Coppola en El Padrino, Brian De Palma en Los intocables de Elliot Ness, Woody Allen en Bananas, Terry Gilliam en Brazil, Peter Segal en la tercera entrega de Agárralo como puedas, George Lucas en su última entrega de Star Wars (aunque los soldados de asalto, en esta cinta, marchen subiendo las escaleras) e incluso en Los Simpson en dos situaciones, en una Homer rescatando al bebe y en otra, con una estética igual a la de la película, con Lisa lanzando a Maggie.
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